Piero della Francesca, la sacra conversazione y el huevo de Pascua (esp)
Piero della Francesca (1419-1492) fue un artista y matemático italiano, nacido en Mantua en el periodo renacentista conocido como quattrocento. Hijo de una familia acomodada de mercaderes, tuvo acceso a una buena educación y cursó estudios universitarios, que le permitieron escribir diversos tratados sobre cálculo, geometría y perspectiva. Además, fue un artista itinerante, ya que sabemos que trabajó en Rimini, Urbino, Roma, Florencia, etc. Según Vasari, Piero se quedó cieco, y tuvo que abandonar la pintura, por eso se dedicó a escribir tratados.
Algunas de sus obras más conocidas son encargos que realizó para Federico de Montefeltro (1422-1482), Condottiero y duque d’Urbino, provenientes de una de las familias más importantes de Italia del siglo XV. Montefeltro actuó como mecenas de Piero della Francesca, aunque este también trabajó para papas como Nicolás V y Pio II.
Madonna con niño y santos, conocida también como Madonna del huevo o Pala de Brera (Ca. 1472-74), es una obra de Piero della Francesca hecha por encargo del duque de Montefeltro, y que debo reconocer que es una de mis obras favoritas del Quattrocento. Es una sacra conversazione, una temática iconográfica nueva y muy habitual en el Renacimiento, y que consiste en representar a la Virgen y Cristo niño acompañados de santos y el comitente de la obra, que en este caso es el Duque de Urbino. La obra fue colocada en San Donato degli Osservanti, donde fue enterrado Federico de Montefeltro, aunque en la actualidad se encuentra en la pinacoteca de Brera, donde se trasladó en 1811 bajo las órdenes de Napoleón.
En esta obra han participado otros pintores, como Pedro Berruguete, a quien se le atribuyen las manos del Duque. Además, se cree que podría haber sido recortada, porque los arcos laterales parecen tener continuidad formando un transepto.
En el centro de la composición encontramos la Virgen con el Niño Jesús estirado en su regazo. A su alrededor aparecen de forma simetrica los santos y los angeles. Los santos de la izquierda se han identificado como San Juan Baptista (porque lleva una caña en las manos y el dedo índice estirado, señal de anuncio), San Bernardino (por su rostro demacrado y lleno de arrugas por las mortificaciones) y San Jerónimo (por la piedra que lleva cerca del pecho), mientras que los de la derecha se han identificado como San Juan Evangelista (porque lleva un libro en las manos), San Pedro Mártir (por la herida en la cabeza) y San Francisco (por el cordón de tres nudos, la cruz que lleva en las manos y el estigma). Detrás se ubican los ángeles. En primer plano aparece de perfil arrodillado a los pies de la Virgen el Duque de Montefeltro. Este es un hecho interesante, ya que en todas sus representaciones Federico aparece mostrando el perfil izquierdo, eso se debe a que perdió un ojo en una batalla y además tenía una cicatriz en ese lado. Viste una armadura con las insignias que el Papa Sixto IV le otorgó en 1475, hecho que hace pensar que se añadieron a posteriori.
La luz en esta obra y en todas las del artista es muy diáfana y uniforme. Los colores son brillantes e intensos. La composición está muy cuidada, y della Francesca hizo coincidir el punto de fuga con la cabeza de la Virgen. Cabe destacar el uso de la perspectiva jerárquica en cuanto a la Virgen respecto al resto de personajes, en este caso levantada sobre un entarimado (la perspectiva jerárquica consiste en representar figuras de distintas medidas según su importancia).
Es interesante observar esta obra con minuciosidad: los detalles de las vestiduras de los ángeles, con las joyas, los cabellos, la armadura o la arquitectura son dignos de admirar con detenimiento.
En cuanto al huevo de avestruz que parece salir de dentro de una concha y que cuelga sobre la cabeza de la Virgen, cabe recordar que tanto la concha como el huevo son símbolos de fertilidad. De hecho, el huevo representa la vida, y en este caso se utiliza como símbolo de la vida que dio María a Cristo, pero también de la resurrección, que se celebra el día de Pascua.
Es por eso que he elegido esta obra para relacionarla con una receta de huevo de chocolate o mona de Pascua de chocolate, uno de los dulces más típicos de Pascua. El año pasado os dejé la receta de mona de pascua tradicional, así que este año he decidido hacer una más moderna, con chocolate. Es un dulce muy fácil de preparar en casa, aunque se suele comprar hecho. Solo necesitamos chocolate de buena calidad para fundir y un molde en forma de huevo. El que yo uso es de policarbonato, con el que conseguimos un resultado muy profesional. Si la mona es para regalar podemos añadir algún dulce como chocolatinas o un pequeño detalle antes de cerrarla. ¡A continuación os dejo la videoreceta y la receta escrita!
Huevos de Pascua
Ingredientes
- 200 g de chocolate negro para postres
- Chocolate blanco para decorar
- Chocolate ruby para decorar
- Chocolatinas y deco de azúcar para rellenar lo huevos
Elaboración paso a paso
- El primer paso es fundir el chocolate negro y depositarla en el molde en forma de huevo. Los que yo uso son de policarbonato, pero también se pueden usar de silicona.
- Vaciamos el exceso de chocolate del molde y dejamos que se enfríe por unos 15-20 min al congelador.
- Una vez está el chocolate está frío, desmoldamos con un golpe seco sobre una superfície dura.
- Fundimos el chocolate blanco y el ruby por separado, y con un pincel o cepillo vamos salpicando para decorar los huevos. A continuación los dejamos de nuevo en el congelador para que se enfríe.
- Para cerrar los huevos necesitamos una bandeja de horno caliente. En una mitad del huevo metemos una chocolatina y decoraciones de azúcar (es totalmente opcional), y calentamos los lados de la otra mitad, dejano el huevo unos segundos sobre la bandeja de horno caliente. Cuando los lado estén fundidos, juntamos las dos partes y dejamos que se enfríe. ¡Y voilà! Ciertamente es mucho más fácil de explicar que de hacer, pero con un poco de práctica quedan perfectos.