El primer paso es lavar y colar los garbanzos.
Opcionalmente podemos pelarlos uno a uno. A mi me gusta hacerlo porque así son más fáciles de digerir y se tuestan más rápido, aunque el resultado entre hacerlos pelados o con piel es prácticamente el mismo.
A continuación lo mezclamos con aceite y especias al gusto. Podemos comer un garbanzo y corregir de sal y picante.
Los ponemos en una bandeja de horno con papel y los llevamos al horno, caliente a 180º, durante 40-45 minutos, o hasta que estén crujientes. ¡También se pueden cocinar en air-fryer!
Es importante ir removiendo los garbanzos cada diez minutos para que se tuesten de forma uniforme. Si después de 45 minutos aún están algo blandos, podemos apagar el horno y dejarlos en la bandeja para que se terminen de cocinar con el calor residual.
Una vez fríos los ponemos en un bote de critasl y nos durarán un par de días.