El primer paso es tostar ligeramente las almendras peladas en el horno hasta que estén tostadas. Si las tostamos demasiado el sabor será demasiado intenso.
Dejamos que se enfríen y a continuación las trituramos en un procesador de alimentos potente.
Mezclamos el azúcar, la canela y la piel de limón, y añadimos la almendra picada.
Lo mezclamos todo a mano y lo volvemos a triturar a máxima potencia hasta que quede una masa homogénea y aceitosa.
Añadimos la mezcla en un molde empapelado, que puede ser de madera (idóneo porque absorbe más el aceite), metal o incluso podemos hacerlo con medio brick de leche. Lo ideal es dejarlo secar unas tres semanas antes de consumirlo, para que el turrón se vaya secando y sacando el aceite. También conviene ir cambiando el papel cuando esté completamente empapado.