Rothko, centro blanco y la panna cotta de colores (esp)
Marcus Rothkowitzm, más conocido como Mark Rothko (1903-1970), fue un artista estadounidense de origen ruso. Junto con Pollock, una de las estrellas del expresionismo abstracto. Pollock de la vertiente conocida como Action Painting (de la que os hablé hace unos meses aquí) y Rothko del color-field painting, que se podría traducir como manchas cromáticas, ya que el germen de esta corriente son grandes manchas de colores.
Rothko nació en Rusia, y en 1910 se mudó con su familia a Portland, Oregon. Fue un estudiante excelente, y se interesó por la música, la literatura y el teatro. En 1924 se matriculó en el Art Students League de Nueva York. Allí estudió con Max Weber, quien le transmitió su pasión por Cézanne, los fauvistas y los cubistas y, de hecho, en los primeros pasos de Rothko en el mundo de la pintura podemos encontrar esta influencia protocubista, y en los siguientes años sigue una corriente más surrealista, que recuerda mucho a Gorky y Miró (Ídolo arcaico, de 1944). En 1945 Rothko expuso de forma individual en Art of This Century, la galería de Peggy Guggenheim.
Es hacia el 46 cuando comienza con las secciones y se interesa por la transición de colores, cuando entra en contacto con Clyfford Still, uno de los padres de la abstracción lívida. Y hacia el 49-50 llega a un estilo más maduro (y el más conocido del artista). Pinta lienzos de gran formato a partir de manchas de color que va superponiendo y difuminando ligeramente, creando un efecto de flou. Su pintura está hecha por capas, diluyendo mucho el color. Para entender su obra debemos tener en cuenta la vinculación con elementos expresivos y emocionales. La emotividad a partir del color, que tiene siempre un componente psicológico. De hecho, la crítica asoció a Rothko con el action painting, aunque él lo rechazó, ya que no le gustaba la idea de la pintura de acción, su pintura era muy metódica y nada impulsiva.
Con el paso de las décadas fue usando menos colores y amplió el campo de colores, y es hacia el 64 cuando empieza su etapa oscura o negra. Este hecho está relacionado con su crisis depresiva. Esto se ve reflejado en sus obras porque ya casi no usa manchas de color.
“Centro blanco” (White center o yellow, pink and lavender on rose) es un óleo de 1950. Sotheby ‘s lo vendió en 2007 por el valor de 72,84 millones de dólares, siendo en ese momento la pintura más cara del mundo. Esta obra fue de Rockerfeller, quien la adquirió por 8500 dólares una cantidad ridícula al lado de la cifra exorbitante que consiguió en 2007.
Este lienzo, que mide 2’05 x 1’41 metros, está dividido por bandas de color horizontales. Vemos una zona superior amarilla, una línea oscura que divide el lienzo, el centro blanco que da nombre a la composición y un campo rosado en la parte inferior. La luminosidad de la obra se consigue a partir de finas capas de óleo, casi como las veladuras flamencas, que permiten ver el color que hay debajo.
La intención de Rothko era sumergir al espectador dentro del color, y que este observase la pintura durante mucho rato. De hecho, las obras de Rothko se deben ver en vivo para poder entenderlas y sentirlas.
Basándose en esta obra de Rothko, la receta de esta semana es una panna cotta de frambuesa con coulis de mango y una fina capa de chocolate, para recrear las veladuras de Centro Blanco. ¡A continuación os dejo la receta escrita y la videoreceta!
Panna cotta de frambuesa con coulis de mango
Ingredientes
- 1 mango
- 125 g de frambuesas
- 250 ml nata con 35% de m.g.
- 250 ml leche
- 50 g azúcar
- 4 hojas de gelatina
- 100 g de almíbar (una parte de azúcar por una de agua)
- Chocolate negro
- 1 cucharada de aceite de coco (opcional)
- Agua fría
Elaboración paso a paso
- El primer paso es hidratar la gelatina en agua fría unos cinco minutos.
- Mientras se hidrata, en una olla mezclamos el azúxar, la nata y la leche, y lo llevamos al fuego. No debe hervir, pero se debe calentar para que se funda el azúcar. Cuando está metemos la gelatina hidratada y mezclamos hasta que se integre con la calentor residual de la nata y la leche calientes.
- Trituramos el mango con dos o tres cucharadas de almívar, que se puede preparar de forma casera calentando una parte de azúcar y una de agua durante cinco minutos (por ejemplo: 100 g de azúcar y 100 g de agua en una olla hasta que la mezcla quede líquida y algo espesa). La cantidad de almíbar puede variar, dependiendo de como de dulce sea el mango podemos añadir más o menos. Lo trituramos todo junto hasta obtener un puré uniforme.
- Hacemos lo mismo con las frambuesas, añadiendo unas cuhcaradas de almíbar, lo trituramos y colamos la mezcla para evitar que queden las pepitas.
- Separamos la mezcla de la leche y nata en dos, y en una de las partes añadimos el puré de frambuesas y lo mezclamos.
- A continuación, colocamos la mezcla con la frambuesa en unos vasitos y los llevamos al congelador una hora aproximadamente, hasta que la gelatina haga su efecto.
- El siguiente paso es colocar la segunda capa de nata y leche en los vasitos, y dejar de nuevo enfríar.
- A continuación fundimos las pastillas de chocolate con una cucharada de aceite de coco para que quede más líquido (el aceite de coco es completamente opcional), y colocamos una capa fina sobre la panna cotta. Dejamos enfríar 5-10 minutos en el congelador.
- Por último, colocamos el coulis de mango encima, y voilá! Antes de consumirlo es mejor dejarlo en la nevera unas horas.