Diego Velázquez II: Las Meninas, la bucarofagia y la tacita de chocolate (Esp)
En el siglo XVI y XVII se estableció la costumbre entre las damas de la corte y de la nobleza de consumir búcaros, pequeñas jarritas de barro que se usaban a modo de antocinetivo y para mantener la piel pálida. Con la ingesta continuada de este barro, lo que en realidad sucedía era anemia y envenenamiento por mercurio, plomo y arsénico, además de obstrucción intestinal, que era lo que paraba el ciclo menstrual. Además, causaba alucinaciones y era adictiva, tal y como explicó Sor Estefanía de la Encarnación en sus diarios. Cabe recordar que la iglesia se oponía a la ingesta de bucaron, debido a que se usaba como método anticonceptivo.
“Como lo había visto comer [el barro] en casa de la marquesa de La Laguna, dio en parecerme bien y en desear probarlo […] Un año entero me costó quitarme de este vicio […] Durante este tiempo fue cuando vi a Dios con más claridad” – Sor Estefanía de la Encarnación, Ca. 1631.
Este fenómeno es conocido como bucarofagia, literamente “ingesta de búcaros, o cerámica”. De hecho, la más preciada era la de Estremoz (Portugal) y Jalisco (México). Las damas bebían el agua de dentro de estos recipientes y luego se lo comían a bocaditos. La dosis recomendada era uno diario.
Tal vez uno de los búcaros más reconocidos de la época que nos ha llegado hoy en día es el que sale en Bodegón de cacharros, ca. 1650, de Zurbarán, pero os animo a observar detenidamente como en Las Meninas de Velázquez, 1656, una de las meninas, María Agustina Sarmiento, ofrece un pequeño búcaro rojizo a la infanta Margarita. Curioso, ¿verdad? Seguramente la infanta tomaba búcaros para mantener su piel blanca, y no como anticonceptivo, ya que en ese momento tenía unos cinco años.
Esta costumbre tan peculiar, además de verse en Las Meninas de Velázquez, también se trató en la literatura, con escritores de la talla de Lope de Vega o Quevedo.
“Niña de color quebrado, o tienes amor o comes barro” – El Acero de Madrid, Lope de Vega, 1608.
Esta curiosidad en las Meninas se descubrió hace relativamente poco, en 1984, en su última restauración, ya que anteriormente se creía que aquello que ofrecía María Sarmiento a la Infanta era una jarrita de cristal con agua.
Como os podéis imaginar la receta de hoy no tiene como ingrediente principal el barro, pero sí el chocolate para crear un recipiente comestible, tal y como se estilaba en el Siglo de Oro, pero más seguro para nuestra salud. Así pues, basándome en esta peculair tendencia os propongo unas tazas de chocolate, ideales para servi postres, que podemos rellenar de lo que más nos guste: helado, fruta, mousse, etc. Yo los rellené de chantilly de chocolate, arándanos y frambuesas.
Los moldes que yo usé son los de Lékué, unos pequeños recipientes de silicona para hacer galletas en forma de vaso, aunque en este caso las he hecho de chocolate. Otra forma muy sencilla es usar vasos de plástico de un único uso, aunque el recipiente de silicona es más ecológico, ya que lo podemos reutilizar. A continuación os dejo la videoreceta y la receta escrita.
Vasitos de chocolate
Eating ArtsIngredientes
Para la base
- 200 g de chocolate negro para postres
- 20 g de manteca de cacao
Para rellenar
- Mousse de chocolate, chantilly, trufa o ganache.
- Fruta
Elaboración paso a paso
- El primer paso es pesar el chocolate y la manteca. La manteca ayuda a que el chocolate quede más brillante y la canidad es un 10% o 15% de manteca en relación al chocolate. Es decir, yo uso 200g de chocolate y 20g de manteca de cacao.
- Lo calentamos al baño maría, llega a unos 50º, y a continuación lo atemperamos. Yo lo hago metiendo el bol de chocolate fundido en otro de agua fría con hielo para bajar la temperatura a 28º, y volvemos a calentarlo a 31º.
- A continuación repartimos el chocolate en los moldes y dejamos que se enfríe (podemos acelerar el proceso dejándolo en la nevera o frigorifico unos 45 minutos).
- Para desmoldar el chocolate es mejor no tocarlo demasiado con las manos, para no dejar marcas y que se funda. Podemos usar un trapo o guantes.
- Yo rellené los vasitos con chantilly de chocolate y frutas del bosque, que contrastan muy bien con el chocolate. ¡Y voilà! Un plato super fácil y seguro que sorprende a tus invitados.