James Rosenquist, F-111 y la salsa napolitana (ESP)
Hace unas semanas ya os conté quién fue James Rosenquist (1933-1917) y os expliqué una de sus obras, White Bread, pero hoy analizaremos su obra más reconocida: F-111, realizada entre 1964 y 1965. Fue diseñada para ser exhibida en la galería Leo Castelli de Nueva York y cubrir las cuatro paredes de la galería. Rosenquist se inspiró en el cazabombardero F-111 construido durante la Guerra del Vietnam y que costó 75 millones de dólares.
La obra está compuesta por 23 paneles, que unidos forman una única obra de 25 metros. A lo largo de estos paneles se intercalan imágenes del bombardero juntamente con otras que parecen sacadas de una valla publicitaria, y que se mezclan con otras imágenes de elementos bélicos, como si se tratase de un collage.
Analizando la obra de izquierda a derecha vemos la cola del avión de un color rojo muy saturado y encima un estampado de flores azules, que forman los colores de la bandera de los Estados Unidos. Una tarta cortada por la mitad y con un agujero en el centro, con unas banderitas de colores que anuncian los aditivos que contiene la tarta. Encima un neumático Firestone que según Rosenquist parece una corona y hace referencia a la industria militar e industrial y es que empresas como General Motors durante la Guerra del Vietnam ganaron más de 450 millones de dólares. A continuación el cuerpo del bombardero, y debajo de las compuertas abiertas tres bombillas de colores, muy frágiles, ya que una de ellas está rota casi como si se tratase de un huevo. La niña sonriendo debajo del secador de pelo en forma de bomba tal vez es una de las imágenes más reconocida de la obra. Una cruda metáfora de todas las familias de clase media que se enriquecieron fabricando el bombardero y las armas que se usaron durante la guerra. Cerca del morro del avión vemos una sombrilla abierta con la explosión de una bomba atómica justo detrás, y es que los test de bombas atómicas se anunciaban como un reclamo turístico en algunos resorts de Utah. Relacionado con este panel, el siguiente es la imagen de un submarinista y el aire que deja al sumergirse en el agua, que recuerda la forma de la bomba atómica. Para terminar, un fondo de espaguetis, en el que parece que el bombardero tenga que sumergirse. Cabe destacar el interés que siempre tuvo Rosenquist por los aviones, de hecho su padre fue piloto y su sueño de pequeño era serlo de mayor.
Haciendo uso del lenguaje publicitario que tanto dominaba el artista, usó su obra como respuesta a la cobertura mediática que se estaba haciendo de la Guerra del Vietnam a principio de los años 60, en un momento en el que también empezaban a aparecer manifestaciones y protestas universitarias en contra de la guerra.
Los espaguetis son un elemento que se va repitiendo en de la trayectoria artística de Rosenquist, y es que podemos encontrarlos en múltiples obras. Así pues, podríamos decir que los espaguetis son en Rosenquist lo que la sopa Campbell es para Warhol: un elemento de consumo popular en la época del que se apropiaron para convertirlo en una obra de arte.
Relacionada con esta obra (y con la fijación de Rosenquist por los espaguetis) la receta de esta semana es la salsa napolitana, una salsa de tomate muy sencilla y sabrosa, la que más me gusta para acompañar una buena pasta casera.
Salsa Napolitana
Ingredientes
- 250 g de salsa de tomate natural (o tomate pera)
- 1 cebolla mediana
- 2 ajos
- 1 cucharadita de azúcar
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharada de aceite de oliva
- Pimienta (al gusto)
- 6-7 hojas de albahaca
Elaboración paso a paso
- Primero picamos los dos ajos y la cebolla, y lo sofreímos durante 5 minutos con aceite.
- Añadimos la salsa de tomate o los tomate tipo pera pelados y cortados, con la sal y el azúcar para corregir la acidez. También añadimos pimienta al gusto y 4 o 5 hojas de albahaca para aromatizar la salsa.
- Lo dejamos cocer a fuego bajo durante 25-30 minutos.
- Lo retiramos del fuego y a continuación trituramos la salsa para que quede fina y sin grumos. Ya está lista para servir. A mi personalmente me gusta añadir un par más de hojas de albahaca en el plato, además de parmesano rallado por encima.